El Mundo – 7 de octubre de 2019.
El 2017, último año registrado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) , fallecieron en España cinco menores de cinco años por atragantamiento. No supone una cifra elevada dentro del total de muertes por esta causa (más de 2.300) pero varía poco año tras año y siempre con mayor incidencia en los más pequeños de la casa.
Los culpables casi siempre son objetos o alimentos que están recogidos en el gráfico superior, y que están descritos como elementos de riesgo por su tamaño o características, especialmente para menores de cuatro años. El suceso más reciente se produjo hace pocos días, y la causa fueron los temidos frutos secos. Meses atrás, el niño que falleció en plena Nochevieja de 2018se atragantó con una uva, peligrosa porque su piel se adhiere a las vías respiratorias. En años anteriores se registraron incidentes parecidos relacionados con salchichas, cuya forma hace que pueda obturar las vías, o palomitas de maíz, díficiles de disolver con la saliva.
No existe ninguna estadística que recoja aquellos casos que no tuvieron un fatal desenlace, pero un estudio publicado en la revista Pediatrics centrado en Estados Unidos analiza en profundidad la que en ese país se considera la sexta causa de mortalidad infantil y la cuarta causa principal de muertes accidentales en el hogar.
De los casi 12.500 niños estadounidenses menores de 14 años atendidos en urgencias entre 2001 y 2009 por atragantamientos con comida, más de la mitad eran menores de cuatro años. Antes de la aparición de los molares (alrededor de los dos años), los niños muerden empleando sus incisivos, lo que significa que no pueden triturar la comida adecuadamente. Y una vez hayan salido los molares tampoco implicará que puedan morder de forma efectiva desde el principio, ya que aún tienen que aprender a morder y tragar adecuadamente. Todo ello hace que sea fundamental adecuar los alimentos a la edad del niño, al igual que evitar comida difícil de masticar y cortar siempre todo en trozos pequeños (y no circulares).
Por otra parte, las distracciones durante la comida también conllevan un riesgo añadido, al igual que permitir al niño que corra o juegue llevando objetos en la boca. Evitando este tipo de situaciones evitaremos en la medida de lo posible cualquier incidente de atragantamiento, pero si éste se produce también debemos saber cómo actuar, y hacerlo rápidamente. Desde el Consejo Español de Resucitación (CERCP) recuerdan: «una obstrucción completa de más de cuatro minutos de duración puede provocar lesiones irreversibles a nivel cerebral o bien la muerte del niño, por eso es imprescindible que los padres sean conocedores de las técnicas de reanimación cardiopulmonar básica, cuya aplicación puede llegar a salvar la vida de su hijo».